Capitulo 3
Sofía caminó hasta la
cocina. Allí estaba una señora revolviendo una olla.
− ¡Mabel!
−Dígame señora.
− ¿Cómo va la preparación
del almuerzo?
−Va muy bien señora. Esto
quedará, como para chuparse los dedos.
Sofía dejó salir una
carcajada, la cual pareció que la había hecho olvidar de sus verdaderos motivos
en la cocina.
−Mabel. Tú siempre con tus
ocurrencias.
− ¡No!, patrona, si lo dice
por lo de chuparse los dedos. No quise decir que lo harán literalmente.
−Estaba molestándote –sonrió
Sofía, acercándose a Mabel, quien estaba preparando una ensalada.
−Mabel, ¿sabes dónde está la
llave del auto?
−No señora, no sé donde
podría estar –respondió, pero sin mirar a su jefa.
−Seguro Mabel, ¿no sabes?, ¿No
me estas mintiendo?
−No señora, yo no le jugaría una broma como esa.
Para que, alguien como yo, que no sabe manejar un auto, necesitaría unas
llaves.
−Te lo pregunté porque mi
niño, me dijo que habías limpiado la sala, ayer en la tarde.
− ¿Manuel le dijo eso?
–Sofía asintió.
−Manuel tiene algo de razón,
pero solo en cuanto a que yo estaba limpiando los muebles de la sala. Pero la
llave permaneció en la mesita de la sala… porque no les pregunta a sus hijos,
que quedaron jugando allí.
−Nana, pero es que ya les
pregunté. Me dijeron que no saben nada.
Mabel dejó de prepara la
ensalada y enseguida quiso abrir la boca, pero se contuvo.
− ¡A ver nana!, Si tienes
algo que decir, dímelo ya.
−Es que anoche, mi esposo,
lavó el auto… por eso se me ocurre, que él podría saber donde esta la llave.
−Entonces iré con Ramón,
¿sabes dónde está?
−Si señora, véalo allá esta,
en el jardín –del otro lado de la ventana estaba un señor.
Sofía salió de la cocina.
Mabel quedó en avisarle, cuando el almuerzo estuviera listo.
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