sábado, 12 de septiembre de 2015

EL USURPADOR (CAPITULO 4)

CAPITULO 4: Roberto contrata a una fisioterapeuta

Sin notificar a su amigo, Roberto, desde el bufete, contacta a unos médicos privados, especializados en la atención de pacientes que sobreviven a un estado de coma. Les hace saber que los necesita con urgencia, sin importar el costo de sus servicios a domicilio. Él queda de verse con ellos a la hora del almuerzo.
El señor Roberto llega al local ubicado cerca del bufete, los especialistas ya están allí. Él reconoce enseguida al doctor Miguel y a la Fisioterapeuta Gretel, por las características físicas de ambos.
El señor Roberto avanza en dirección hacia ellos y los saluda atentamente.
El doctor, es de tez blanca y de baja estatura, con una panza abultada, y alcanzando los sesenta años. Gretel, es una morena de mediana estatura, que no pasa de los treinta y cinco años.
Luego de que una joven ha servido los cafés que los tres habían ordenado, el señor Roberto se dirige a los especialistas:
−Mi  amigo acaba de salir del estado de coma. Por lo tanto, los he buscado para que le brinden su ayuda, y lo examinen, por si algo no anda bien. Ustedes son los especialistas. Sabrán que hacer.
− ¿Cuánto tiempo estuvo su amigo en coma? –Pregunta el doctor.
−Casi un mes.
−Por lo visto salió victorioso del coma. ¿Cómo se encuentra su amigo?, ¿Puede caminar?, ¿puede…?
−Si claro doctora, él camina, habla perfectamente, recuerda todo. –aúna Roberto.
− ¿Y por qué no lo lleva a un hospital? –le pregunta el doctor.
−Los doctores me dijeron que él necesitaba reposo, pero además de eso, quiero asegurarme, que él esté bien. Con todo respeto, necesito que me digan, si podrán ayudarme. Porque de lo contrario, buscaré a otros médicos.
−Claro que si señor Roberto, de mi parte acepto atender a su amigo –aclara la fisioterapeuta.
Roberto y la fisioterapeuta, miran al doctor. Quien parece tener una disputa en su mente, para tomar una decisión.
− ¿Me puede asegurar, que no tendré problemas?, ¿y que no está ocultando algo grave?
−Claro que no doctor, esto es realmente serio y no estamos escondiendo nada. Los necesito para más tardar mañana temprano en mi casa. Allí podrá ojear el reporte médico que le redactaron en el hospital Santo Tomas.
−Pues, cuente conmigo. –le dice el doctor a Roberto, estrechándole la mano.
Los médicos anotan la dirección del paciente. Seguidamente, Roberto paga la cuenta de los tres cafés, se levantan de la mesa, y caminan hasta la salida. Allí se despiden, no si antes, Roberto, les recuerda que los esperara en su casa, temprano.
***
Por otro lado, Esteban ha salido de su dormitorio al mediodía, y ha mandado preparar un té de manzanilla con Lucia. Ella lo ha servido en una taza y se lo ha entregado.
Esteban camina hasta el sofá de la sala, y se reconforta en él. Agarra el celular, y abre su cuenta en la red social de facebook. Ninguno de sus hijos está conectado. Entra a su perfil, ve las fotos que compartió con la cuenta de sus hijos sus hijos, dos meses atrás.
Debido a las circunstancias por las que está pasando, se ha dado cuenta, que poseer una cuenta de facebook, ha sido una buena elección. Allí  ve las fotos que sus hijos suben a la red social. Esteban ha recordado que si fuera por él, no hubiese abierto una cuenta. También ha recordado que la idea fue de sus hijos, de adaptarlo a las redes sociales.
Algo que no puede saber Leonel, a menos que sea un adivino, es la contraseña de su cuenta –y a Esteban eso lo tranquiliza.
Esteban ha desinstalado la aplicación de mensajería instantánea: Whatsapp. No quiere levantar sospechas. Tampoco puede permitirse que sus contactos lo detecten en línea. Él quiere ser precavido y cree saber la manera de llegar a sus hijos.
Una notificación de facebook, le indica que ha sido etiquetado. En las fotos del álbum «Cumpleaños #46 de mamá», aparecen sus hijos, Gabriel y Katrina; también Martha…y un hombre. Es él, pero no es él,…ya que había estado en coma para el cumpleaños de su esposa.
− ¡Es idéntico a mí! ¡Por Dios! –dice sorprendido Esteban, llevándose una mano a la cabeza−. Pero esto es imposible –continua−. A menos... –hace una pausa−, de que sea cierta la historia que me contó mi tía.
En vez que el té lo relaje, lo ha puesto aun más nervioso. Camina de un lado para otro. Lucia quien está cerca de él, le pide que se relaje, pero no lo logra. «Como se le puede pedir a un padre y esposo, calma, cuando su familia está en peligro, a merced de un extraño».
Esteban Intenta varias veces llamar a Roberto, pero se detiene, no quiere interrumpir a su amigo. Su enemigo está en su bufete y en su oficina, −y eso lo tiene como un lobo enjaulado, sin saber que hacer−. No puede correr el riesgo de que Leonel se entere de que estaba vivo −de eso si está consciente.
Esteban decide encender el televisor para ver si logra relajarse, y coloca un programa, luego otro, y otro, hasta que Roberto llega a la casa, para la hora de la cena. Esteban apenas lo ve entrar lo invita a sentarse.
−Roberto, tengo una hipótesis hasta hora, de quien puede ser el hombre que está en mi casa.
−A ver cuéntame.
−Mira, hace unas horas abrí mi cuenta de facebook. Vi una foto de mis hijos y de Leonel celebrando el cumpleaños de Martha. Esa foto despertó en mí un recuerdo que mi difunta tía me contó.
− ¿Que recuerdo? –pregunta Roberto, impaciente.
−Después de la muerte de mis padres en el incendio, me mudé con mi tía. Ella me reveló un secreto, en el cual decía que mi padre había mantenido una relación amorosa con otra mujer, cuando ya estaba casado con mi madre. Esa mujer buscó a mi padre, para darle la noticia de que estaba embarazada. Mi padre negó haberla conocido y no reconoció a la criatura, esto porque no quería que mi madre se enterara de ese desliz, él no quería perderla, y menos en esos momentos, ya que mi madre también estaba embarazada de mí. Mi tía sospechó, que aquella mujer y mi mamá podrían tener la misma cantidad de meses de embarazo. Me dijo que esos detalles los sabía, ya que mi madre se lo había contado.
−Déjame ver las fotos de facebook.
Esteban le entrega el celular. Roberto observa las fotos unos segundos, y expresa:
− ¿Eso indica que tienes un hermano verdad?... ¿hermano? –Roberto se queda perplejo, luego de lo que ha dicho−. ¡No puede ser! –habla unos segundos después, saliendo de su asombro−. Eso quiere decir que es, es…
− ¡Si eso creo!, podría ser que definitivamente, Leonel sea mi hermano y que tengamos la misma edad –afirma Esteban.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario