sábado, 12 de septiembre de 2015

EL USURPADOR (Capitulo 3)

CAPITULO 3: RESIDENCIA DE ROBERTO DÍAZ

En menos de treinta minutos llegan al residencial Condado del Rey. Esteban observa el imponente edificio, de unos treinta pisos. Él sabe de antemano la ubicación, debido a las repetidas ocasiones que había visitado a Roberto.
Roberto consigue abrir la cerradura, e invita a Esteban a pasar al ascensor. Llegaron hasta el piso diez e ingresaron al apartamento B.
Esteban se sentó en la habitación de la sala, y Roberto quedó de pie.
− ¿Necesitas algo?, para decirle a la empleada que te lo prepare.
−Solo necesito un vaso con agua –contesta Esteban.
−Ya vengo –repuso Roberto, dirigiéndose a la cocina−. Unos minutos después Roberto regresa acompañado de una joven veinteañera y simpática. La joven le entregó el vaso con agua a Esteban.
−Esteban, te presento a la empleada.
−Lucia, ¡mucho gusto! –saluda la joven.
−Mucho gusto Lucia –Esteban corresponde con una agradable sonrisa.
−Lucia, es una joven del interior del país, ella es de mi absoluta confianza. –repuso Roberto.
Después del almuerzo, Esteban ha podido notar la preocupación de Roberto. Aunque ya sabe de qué se trata, solo está esperando el momento para contárselo.
−Ven Esteban –dice Roberto, llevándolo a una habitación−. Este será tu dormitorio.
Esteban le agradece.
−Ahora te dejaré descansar –dice Roberto.
Esteban lo detiene y le dice:
−Espera Roberto, creo que debo contarte todo. Ahora o después da lo mismo.
−No tranquilo, puedo esperar.
− ¡Quiero contártelo!, ¡ven siéntate!
−Está bien. ¿No tienes problema de que Lucia también escuche lo que me vas a decir?, ella debe estar al tanto de todo, porque estará contigo todo el día en el apartamento. Además te dije, que ella es de mi absoluta confianza.
−No hay ningún problema, ve y tráela –responde Esteban.
−Ya regreso, voy por Lucia.       
Roberto sale de la habitación hacia la cocina. Minuto más tarde regresa con Lucia. Roberto se sienta en el borde de la cama y Lucia queda de pie.
Esteban empieza hablar sobre el extraño suceso, semanas atrás:
−Te explicare lo que me pasó: Cuando regresaba del viaje  de Bocas del Toro con Martha,  en las instalaciones del aeropuerto de Albrook, fui al baño, mi esposa quedó en la sala de espera. Llegó un policía al baño, me pidió que lo acompañara fuera del aeropuerto, yo accedí sin oponer resistencia. Entonces me llevó a una patrulla, que estaba estacionada cerca del aeropuerto. El policía me pidió que entrara a la patrulla, pregunté la razón, pero solo sentí un golpe en mi cabeza que me dejó inconsciente. Cuando desperté estaba en algo que parecía ser una bodega. Yo estaba amordazado. Y antes de que el policía me disparara me dio el nombre de la persona que mandó matarme.
− ¿Te dio el nombre? ¡Así de sencillo! –pregunta extrañado Roberto.
−Si claro, pero porque yo se lo pregunte. Haciéndole ver que yo moriría, y por lo menos debía saber quien me había mandando asesinar, antes de partir de este mundo.
− ¡Muy astuto de tu parte!, ¿Cómo se llama ese hombre?
−Me dijo que se llama Leonel.
−Leonel… ¿qué?, ¿Sabes su apellido? –pregunta Roberto.
−Desgraciadamente no, solo me dio el nombre, y además era demasiado pedir, a escasos segundos de morir.
− Tienes razón. Pero Esteban: ellos no contaron, con que regresarías de la muerte.
− ¡Así es!, y le doy a gracias a Dios, por darme una tercera oportunidad.
− ¿Tercera oportunidad?
−Sí. Acuérdate que cuando estaba pequeño, casi muero incinerado.
−Ah sí, ya lo recuerdo. Ahora escúchame con atención Esteban: para mí, esto que me has contado, ha aclarado mis dudas.
− ¿dudas?..., ¿Sobre que?, ¿o sobre quién? –interrumpe Esteban.
−Así es, mi querido amigo. Yo estaba dudando del hombre que había conocido. De mi amigo…pero cuando me llamaste, me dejaste desconcertado. Sabía que la única forma de aclarar las dudas, era yendo al hospital.
−Espera un momento Roberto, ya me habías dicho que lo conocías…, a Leonel, ¿Cómo es él?
− ¡Si!, ya te había dicho que ese hombre vive en tu casa, y que es idéntico a ti. Lo que no te dije es que, él atiende los asuntos de tu bufete, aunque solo se ha dedicado a firmar los documentos… ¡Con razón, si no deberá tener el más mínimo conocimiento de leyes!−expresa Roberto.
Esteban está atónito por lo que escucha.
− ¿Idéntico a mi?, pero eso es imposible, porque no tengo hermano.
−No sé si es tu hermano, pero quien quiera que sea, está usurpando tu identidad –declara Roberto.
−Pero no sé quién es. ¿Y como mi familia no ha sospechado nada de él?
−Entérate Esteban, que si tu familia no ha sospechado nada, es porque precisamente es idéntico a ti. Puede ser que tengas un hermano gemelo y tus padres no te lo dijeron. Porque si no es así, entonces como se explica la llegada de ese hombre. Además sospecho que el intento de tu muerte está relacionado con él.
− ¿Tú crees que es Leonel?..., pero,… ¿Cómo?
−Puede ser que te conozca y también a tu familia.
−Eso es una tontería. Estoy seguro que no tengo hermano gemelo. Roberto, lo que no puedo imaginar, es como están mis hijos, Keiti y Gabo, y mi esposa. Ellos no saben que están con un matón.
Roberto se compadece tanto, al escuchar las tristes palabras de su amigo, que seguidamente le sugiere:
−Ahora lo más importante es que te relajes, ya tendremos el tiempo para descubrir su verdadera identidad.
− ¿Eso quiere decir que me ayudaras? –dice Esteban muy contento.
− ¡Pero claro!, me pediste que no te abandonara en estos momentos, ¿o no?, ¡eso es lo que voy a hacer!, ¡ayudarte! .Llegaremos hasta las últimas consecuencias, hasta que recuperes tu vida y a tu familia –le promete Roberto.
−Gracias, no tendré como pagarte lo que haces por mí. Ahora seré yo el que te deba favores.
−No me debes nada, porque sé que tú harías lo mismo por mí.
Esteban asiente. Y enseguida pide a su amigo, permitirle pasar un tiempo en el apartamento. Roberto no se niega a la petición de Esteban.
No hay mayores inconvenientes para Roberto, ya que aparte de la empleada Lucia, no hay nadie más viviendo con él. Ya que él se divorció hace dos años.
Tiene una hija mayor de edad, pero que ha decidido vivir con la madre. Su hija lo visitaba cada semana, ahora no, debido a que está estudiando en el extranjero. 

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