Capítulo 4
El señor se encontraba
recogiendo las pequeñas ramas, luego de haber podado cada mata del jardín.
− ¡Ramón!, Limpiando las
flores –dijo Sofía, parada a unos metros de él.
El jardinero dejó de recoger
las hojas, y se acercó a su jefa.
−Así es, señora. Hoy le
tocaba mantenimiento al jardín. Acostumbro hacerlo todos los domingos.
−Me parece bien, Ramón. Pero
me encuentro aquí molestándote por otro motivo.
−Dígame señora, para que soy
bueno. Ah y no es ninguna molestia –expresó Ramón.
− ¿Sabes donde esta la llave
del auto?
−No patrona –respondió inmediatamente−. ¿Porque cree
usted, que yo las pueda tener?
−Por Mabel.
−Mabel, le dijo eso –expresó
asombrado el jardinero.
−Sí. Ella misma. Me dijo que
anoche, usted lavó el auto. ¿Es eso verdad?
−Sí señora, tiene usted
razón, pero luego de estacionar el auto en la cochera, dejé la llave, donde
siempre: en la mesita de la sala.
− ¿Y no te has fijado si te
las llevaste a tu habitación, sin darte cuenta?
−No señora. Estoy segurísimo
que la dejé en la sala.
−Si usted, ni Mabel, ni mis
hijos, tomaron la llave. ¿Entonces donde estará esa llave con pies? –habló para
si misma Sofía.
−Esta bien, Ramón, ven
conmigo. Ayúdame a buscar esa llave.
−Voy patrona, pero antes
déjeme ir a mi recamara a cambiarme de ropa, que esta ya esta sucia.
−Entonces ve, Ramón. Te
espero en la sala.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario